«Hay gente sufriendo, la gente está muriéndose. Ecosistemas enteros están desapareciendo. Estamos en el inicio de una extinción masiva. Y ustedes sólo hablan de plata, cuentos de hadas y eternas promesas de crecimiento económico, ¿cómo se atreven?» -Greta Thunberg, discurso en la Cumbre por la Acción Climática de la ONU.
Por Iary Arroba
El día comienza un poco nublado, un poco gris, pero hoy va a ser un buen día. Mi generación, las que nacieron después y las que vendrán, recordarán el 20 y 27 de septiembre de 2019 como días históricos. Eso, si es que viven para contarlo.
La tercera movilización mundial por la crisis climática se realiza hoy a las 16hs en el Congreso de Buenos Aires, pero las organizaciones y demás movimientos se reúnen a las 15. Desafortunadamente, los alcanzo 40 minutos después justo cuando comienzan a marchar hacia el Congreso. Hay mucha gente, muchísima más de la que hubiera imaginado. Mientras marchamos, escucho diferentes idiomas, ¿francés, alemán? No sé, pero me alegra que estén acá. Ver a tanta gente movilizarse por una misma causa me hace creer en la humanidad, al menos, durante unos minutos.
Avanzando por la Avenida Rivadavia, el ambiente se llena de sentimiento cuando cientos de personas aplauden al grito de “el pueblo, consciente, defiende el medio ambiente” y “señor, señora, salga a protestar para que mañana podamos respirar”.
Barbijos verdes con un planeta reemplazando a la O de SOS, carteles y maquetas con planetas incendiándose son los que sobresalen.
Según los organizadores de la huelga -Jóvenes por el clima, Fridays for future, Alianza x el clima, entre otras- se convocó a 6 mil personas. Y si bien no puedo definir cuántas personas hay, sé que son cientos de miles. Puede entonces que esa cifra sea la correcta. 6 mil personas reclamando justicia climática… Tantas personas no pueden equivocarse, ¿o sí?
Este movimiento fue causado por una adolescente de 16 años, Greta Thunberg. Ella comenzó a asistir todos los viernes al parlamento de Estocolmo, con un cartel que pedía una solución a la crisis climática. Gracias a ello, se creó el movimiento de Fridays for Future (viernes por el futuro).
“El que no se mueve, no siente las cadenas”, dijo una vez Rosa Luxemburgo y ahora esa frase la vuelve a reutilizar Connie Isla. Activista por el medio ambiente, los animales y la sociedad. Junto con Nico Lorenzon, -activista, actor y modelo- ambos se sacan fotos con sus seguidores mientras sostienen carteles. No hay muchos influencers que hagan lo que predican en sus redes, ellos son la excepción. No hay huelga por la crisis climática en la que ellos no estén presentes.
Activistas, influencers, organizaciones sin fines de lucro, investigadores del CONICET y otros movimientos están presentes.
El Congreso está lleno de jóvenes, lo cual me hace recordar a las protestas que hubo en contra de la guerra de Vietnam. Allá, en los años 60. También recuerdo que en ese tiempo el mundo no comprendía a los hippies o no les gustaba, la humanidad en ese momento no entendía cómo unos adolescentes reclamaban la paz ante la guerra. Ahora no comprenden que 6 mil jóvenes salgan a reclamar porque quieren tener un futuro, que reclamen porque el mundo está en crisis. Tal vez sea que querer salvar al mundo está pasado de moda o tener buenas intenciones no sea algo bueno para el sistema en el que vivimos.
Si hay algo que está claro es que los adolescentes, hippies con osde, jóvenes que siguen ‘la moda’ quieren un mundo mejor y están haciendo mucho más que tantos adultos. Están haciendo mucho más que aquellos que se dedican a criticar estos movimientos. Y a ellos les recuerdo que muchos de los cambios históricos fueron gracias a que ‘el pueblo’ salió a las calles a protestar, a reclamar, a sentir las cadenas.
Foto de @iaryarroba
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