El fotoperiodismo de Kevin Carter

Fuente: semipartisansam. Foto de Marc Riboud, 1967.

Por Iary Arroba.

Ser fotoperiodista ya no es lo mismo que antes. Sostener una cámara en un lugar donde otros sostienen armas es algo que pocos hacen. Las imágenes son la clave para este siglo y aun así no se les da la importancia que se les debería dar. Cada vez hay menos fotógrafos en las redacciones.

Periodistas hay muchos, pero fotoperiodistas muy pocos. ¿Por qué? Tal vez, se deba a que las personas ya no observan el mundo que los rodea, sino que miran al pasar. Captar una historia en una imagen no es algo fácil de hacer, pero las historias están en todos lados y suceden constantemente, por lo que solo hay que saber capturarlas. Por otro lado, están quienes son capaces de ver más allá del encuadre principal, de captar historias y compartirlas. Pero captar estos momentos muchas veces significa sentirlos con intensidad y eso en esta profesión es un factor peligroso.

Fuente: All that’s interesting. Foto: Kevin Carter en acción.

Kevin Carter, fotoperiodista de The Star, era una de esas personas. Nació en Johannesburgo, Sudáfrica, el 13 de septiembre de 1960. Se había convertido en fotoperiodista porque sentía que debía documentar el trato enfermizo que había entre los grupos étnicos; no sólo negros y blancos sino entre los Xhosas y los Zulus.

“Era un hombre loco, vivía todo con mucha intensidad. Tenía muchas cosas que decir y le enojaban muchas cosas que pasaban en el mundo. -comentó Reedwan Vally, amigo de Kevin, en una entrevista. “Su punto de referencia era que eran personas negras y eso le hacía sentirse alienado. Quería que su gente viera, creyera y comprendiera lo que sucedía en este país, pero él no lo lograba.”

Kevin Carter: The Vulture and The Little Child

Fuente: Rebel Circus. Foto: Starving Child and Vulture, Kevin Carter, 1993.

Desde 1948 hasta principios de los 90 existió el apartheid: un sistema de segregación racial impuesto por los Afrikáners, la minoría blanca de origen neerlandés. Algunos lugares fueron diseñados para separar a la población, incluso sacaron a los ciudadanos negros del centro de la ciudad. El apartheid indicaba dónde podían vivir y qué lugares frecuentar. Si se encontraba a alguna persona negra en un barrio de blancos lo encarcelaban. Lamentablemente esas diferencias siguen en pie en la actualidad.

En 1993, Sudán padecía la hambruna. Se encontraban en medio de la Segunda Guerra Sudanesa (1983-2005), una de las peores guerras luego de la Segunda Guerra Mundial que dejó casi dos millones de civiles muertos debido a la guerra, el hambre y las enfermedades.

Es en ese contexto que la famosa foto de Carter es tomada. La imagen impresa sobre este papel, es eso: una imagen. Y eso es verdad. Pero esta fotografía tiene un sentido mucho más profundo, al menos lo tiene para mí y creo que también lo tenía para Carter.

Elegí “The vulture and the child” porque cada quien puede ver la fotografía e interpretarla de maneras completamente diferentes y porque una vez que la observas dudo que salga de tu mente.

Estoy segura de que esta imagen fue una de las tantas causas que llevó a Kevin al suicidio. No solo el hecho de no haber ayudado a la niña sino el sentimiento de culpa junto con una pregunta rondando en su mente: “¿qué hubiera pasado si…?” Aunque los hechos hubieran sido de otro modo hubiera ocurrido algo similar con cualquier otra de sus fotografías. La gente culpó a Carter de ser un ‘buitre’ más por no ayudar a la niña, el punto estaba en que había cientos de niños en Sudán aquel día y aunque él hubiera podido, no hubiera sido capaz de ayudar a todos ellos. Él estaba allí como fotógrafo, nada más. ¿Cuándo la vocación pasa a segundo plano para abrir paso a la moral? Eso es otra cosa.

Fuente: Greg Marinovich.

Ser fotoperiodista en tiempos de guerra no es algo sencillo. Las personas que trabajan en situaciones extremas o bien tienen una especie de interruptor que apaga sus emociones o les falta humanidad. Tal vez es un poco de ambos, pero cada ser humano es un mundo. Personalmente, siento que una vez que veo una imagen esta queda grabada en mi memoria y ya no puedo olvidarla, ahora se que existe e ignorarla no es una opción.

Pocas fotografías son las que tienen este efecto, la de Carter es una de ellas. El buitre acechando al niño, esperando a que este se dé por vencido y finalmente muera en medio del desierto para poder devorárselo. El niño juntando fuerzas para llegar al refugio donde había comida. El signo del hambre se sustituye con la presencia del animal. El ave es la parte oscura de la fotografía, cuenta eso que se sabe y que nadie quiere aceptar, eso que Kevin capturó a la perfección: el hambre en el mundo. La hambruna por sí misma es The Vulture and The Little Child.

Extrañamente el significado de esta imagen atormente de igual manera a todo el mundo, les dé pesadillas o pérdida del sueño. Pero lo que sí creo es que para los ojos de aquellos que la vean será la clara imagen de la desolación y el hambre en su expresión más alta. Carter debería estar orgulloso, todo aquello en lo que él creía y sentía con tanta intensidad está plasmado en aquel encuadre.

Fuente: Curiator. Foto: Untitled de Kevin Carter.

Kevin Carter se suicidó en 1994 dejando una nota que decía lo siguiente:

“Estoy atormentado por las vivas imágenes de asesinatos, cuerpos y furia y dolor … de niños hambrientos o heridos, de hombres dementes de gatillo fácil, a menudo policías, de verdugos asesinos.”

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