«Quiero avisarles algo:
estaba enojada y ahora estoy preparada,
¿o no?«
Hace dos meses, la artista santafesina Marilina Bertoldi lanzó su tercer disco de estudio, titulado Prender un fuego. Fue grabado y mezclado en Argentina, pero su masterización fue llevado a cabo en el estudio inglés Alchemy Mastering, un estudio cuyos ingenieros de grabación trabajaron junto a grandes artistas como David Bowie, Madonna y Radiohead, por mencionar a algunos.
Es justo y necesario comparar esta nueva obra de Bertoldi con el trabajo de los músicos mencionados anteriormente, dado que Prender un fuego es un disco que trajo un mundo de nuevos sonidos al quisquilloso universo del rock argentino. Si uno compara este álbum con el anterior disco de Marilina (Sexo con modelos), es claro que esos nuevos sonidos se ven reflejados en un destacado uso de sintetizadores en canciones como «Techo», «China» e «Intervalo».
Por otra parte, cabe destacar que esta obra marca un antes y un después en lo que Bertoldi se viene proponiendo como artista. En una entrevista a Vorterix, Marilina declaró: «Este disco define quién soy y quién voy a ser», más allá de que más tarde ella explicó a otros medios que le costó mucho estar emocionalmente preparada para este álbum.
Lo cierto es que varias canciones tienen letras llamativas que invitan a la reflexión. «Correte» y «Nunca» son temas que señalan directamente a una idea tradicionalista del amor, mientras que en «China» o «Remis» se puede percibir una profunda introspección que Marilina hace -quizás- de ella misma.
Más allá de lo lírico y lo musical de Prender un fuego, se puede ver que Bertoldi tiene claro cuál es el camino que quiere seguir con su música. Ella es una de las caras visibles de las mujeres y de sus reclamos en los escenarios del rock nacional, un ámbito que últimamente se vio interpelado por su machismo y por sus denuncias de acoso y abuso sexual. Y en un contexto donde todo parece tan oscuro y sin remedio alguno, aparece Marilina Bertoldi con su militancia feminista y con su último disco bajo el brazo para iluminarnos un poco prendiendo un fuego, encendiendo una llama de esperanza.
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